Él sabe que ella
solo fuma cuando esta nerviosa, y ya va por el tercer cigarrillo. Es muy
extraño para los dos, casi irreal, verse de nuevo después de tanto tiempo.
No saben ni como,
ni porqué, pero ahí están, sentados el uno frente al otro, incómodos como si
fueran dos desconocidos que se conocen demasiado.
Hablan de
vanidades, de política, del clima porque tienen miedo de hablar de lo que
realmente importa… ellos.
Les duele verse y
no poder tocarse y a pesar de que están rodeados de gente que habla y se ríe,
ellos sienten que están solos en ese lugar.
-Me dijiste que
el tiempo curaba todo. – Le dice ella con una mirada cargada de tristeza, luego
de un rato de silencio.
-Mentí. –
Responde él, mientras estira el brazo y coloca su mano sobre la de ella, que está
apoyada en la mesa.
Ese contacto
inesperado la hace parpadear un par de veces.
-No, no lo hagas,
porque esas son las cosas que más extraño... – Dice y llena de dolor retira su
mano.
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