Dicen que no
tiene sentido prolongar lo inevitable.
Pero ¿Cómo no
intentarlo?
¿Cómo no
aferrarse a las últimas migajas de lo que nos queda?
Aunque según vos
no queda nada.
Estas cerrado en
que todo se rompió por mis juegos, mis mentiras y mi egoísmo.
Yo te advertí, te
dije que tengo un máster en arruinar las cosas.
Pero ahora ¿quién
está jugando?
Si ya no queda
nada, dejame ir.
No me dejes
buscarte.
Ayudame a
olvidarte.
Ayudame a
odiarte.
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